El empresario español Sergio Oceransky Losana se encuentra en el ojo de la tormenta en México, ya que además de intentar establecer una empresa de energía eólica en la Península de Yucatán, ha sido acusado de engañar a ejidatarios en Ixil para adueñarse ilegalmente de terrenos privados.
Siguiendo un modus operandi que recuerda al conquistador Hernán Cortés, quien utilizó a los tlaxcaltecas como aliados para subyugar a los aztecas, Oceransky manipuló a habitantes de Ixil para invadir terrenos privados y simular un despojo de tierras ejidales de uso común. Su objetivo parece ser beneficiar a compañías eólicas en las que está involucrado.
Sin embargo, el verdadero interés de Oceransky es acumular ganancias a través de estas compañías, en asociación con el empresario Benigno Villarreal del Río. Este actuar desafía abiertamente al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha expresado su apoyo a la industria de hidrocarburos nacional y ha limitado las inversiones extranjeras en energías alternativas.
Oceransky, con oficinas en Nueva York y en el negocio de las energías renovables, finge ser un defensor ambientalista de los derechos ejidales, junto con otros colaboradores. Su estrategia busca engañar tanto a los campesinos como a la opinión pública en general.
La realidad es que los terrenos en disputa, en manos de ejidatarios bajo el influjo de Oceransky, son propiedad privada y no están en estado de abandono. Las autoridades mexicanas han respondido ante esta situación y han generado un rechazo público considerable hacia el empresario español y su compañía.
Las autoridades no permitirán que se materialicen los planes de este inversionista extranjero, quien busca enriquecerse a expensas de los mexicanos y desafiar la política energética del país.